
Santo Domingo Este, una de las ciudades más pobladas de la República Dominicana, enfrenta nuevamente el flagelo de las inundaciones causadas por cañadas obstruidas, un problema que parecía superado durante la gestión del exalcalde Manuel Jiménez, pero que ha resurgido con fuerza bajo la administración actual de Dío Astacio. Residentes de comunidades como La Lila, en el sector Los Tres Brazos, han alzado su voz para exigir al alcalde Astacio la limpieza urgente de la cañada La Milagrosa, que, repleta de basura y sedimento, provoca inundaciones en las calles cada vez que llueve. Este escenario contrasta drásticamente con los avances logrados en la gestión anterior, cuando el saneamiento planificado de las cañadas garantizaba su funcionamiento y protegía a los munícipes de desbordes.

La Gestión de Manuel Jiménez: Un Enfoque Planificado
Durante su mandato (2020-2024), Manuel Jiménez implementó un enfoque estructurado para el saneamiento de las cañadas en Santo Domingo Este, un municipio históricamente vulnerable a inundaciones debido a su crecimiento urbano desordenado y la acumulación de desechos en los afluentes. Jiménez priorizó la limpieza regular de cañadas clave, como La Milagrosa, y estableció programas de mantenimiento preventivo en coordinación con la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD). Estas acciones incluyeron la remoción de sedimentos, la recolección de basura y la construcción de infraestructuras de contención, como muros de gaviones en algunos tramos.
Un ejemplo destacado fue el establecimiento de la “ruta del río” para la recolección de desechos sólidos en la ribera del río Ozama y el Cachón de la Rubia, complementada con vigilancia de la Policía Ambiental. Estas medidas no solo redujeron la acumulación de basura en las cañadas, sino que también minimizaron los riesgos de desbordamiento, incluso durante períodos de lluvias intensas. Comunidades como Los Tres Brazos, Villa Duarte y Los Mina, que históricamente sufrían inundaciones, experimentaron una notable estabilidad, con cañadas que dejaron de ser focos de contaminación y anegación.
La planificación de Jiménez también abordó la educación ciudadana, promoviendo campañas para concienciar sobre la importancia de no arrojar desechos a los afluentes, lo que contribuyó a mantener las cañadas más limpias. Como resultado, durante su gestión, las calles de sectores como La Lila permanecieron libres de inundaciones, y las cañadas funcionaron como canales efectivos para el drenaje pluvial.
La Gestión de Dío Astacio: Un Retroceso Evidente
Desde que Dío Astacio asumió la alcaldía en 2024, la situación de las cañadas en Santo Domingo Este ha empeorado significativamente. Residentes de La Lila, en Los Tres Brazos, han denunciado que la cañada La Milagrosa está colapsada por basura y sedimento, lo que obstruye el flujo de agua y provoca que las calles se inunden con las primeras lluvias. Este problema no es aislado; sectores como Villa Duarte también reportan cañadas desbordadas que inundan viviendas, con aguas sucias que representan un riesgo para la salud pública.
A diferencia de la gestión anterior, la administración de Astacio parece carecer de un plan integral para el mantenimiento de las cañadas. Aunque el alcalde ha anunciado medidas preventivas, como el despliegue de brigadas en colaboración con la Defensa Civil para enfrentar la temporada de lluvias, estas acciones han sido reactivas y no han logrado evitar las inundaciones. La falta de limpieza regular y la acumulación de desechos sólidos en cañadas como La Milagrosa evidencian una planificación deficiente, en contraste con los operativos sistemáticos de la gestión de Jiménez.
Además, la actual administración enfrenta críticas por la ineficiencia en la recolección de basura, un problema que agrava la obstrucción de las cañadas. Santo Domingo Este produce más de 1,250 toneladas de desechos sólidos diarios, y la deficiencia en el servicio de recolección, tanto por empresas privadas como por el ayuntamiento, contribuye a que gran parte de esta basura termine en los afluentes. En la gestión de Jiménez, a pesar de los desafíos, se implementaron rutas específicas para la recolección de desechos en zonas críticas, lo que ayudó a reducir la carga en las cañadas.
El Impacto en la Comunidad y la Urgencia de Acción
Las inundaciones causadas por cañadas obstruidas no solo afectan la calidad de vida de los residentes, sino que también generan focos de contaminación y riesgos sanitarios. En La Lila, los munícipes describen calles anegadas y viviendas inundadas, un problema que no enfrentaban con la misma severidad durante la gestión anterior. En Villa Duarte, la basura acumulada en las cañadas ha convertido estas áreas en un peligro constante, sin que las autoridades locales ofrezcan soluciones efectivas.
La CAASD, bajo la dirección de Felipe Suberví, ha intervenido más de 42 kilómetros de cañadas en el Gran Santo Domingo, incluyendo proyectos emblemáticos como el saneamiento de la cañada Tiradentes y Guajimía. Sin embargo, estas iniciativas no han sido suficientes para compensar la falta de mantenimiento local en Santo Domingo Este, donde la responsabilidad recae directamente en el ayuntamiento. Los residentes exigen que Astacio retome la planificación y el compromiso demostrados por Jiménez para garantizar que cañadas como La Milagrosa vuelvan a ser funcionales.
Un Llamado a la Acción
El contraste entre la gestión de Manuel Jiménez y la de Dío Astacio es claro: mientras la primera logró mantener las cañadas saneadas y las calles libres de inundaciones mediante una planificación efectiva, la actual administración enfrenta un retroceso que pone en riesgo a miles de munícipes. La limpieza de la cañada La Milagrosa y otras en Santo Domingo Este no puede seguir postergándose. Es imperativo que el alcalde Astacio implemente un programa de mantenimiento preventivo, coordine con la CAASD y las juntas de vecinos, y refuerce la recolección de basura para evitar que los desechos obstruyan los afluentes.
Los ciudadanos de Santo Domingo Este merecen una ciudad resiliente ante las lluvias, con cañadas que funcionen como canales de drenaje y no como focos de inundación. La experiencia de la gestión anterior demuestra que es posible lograrlo con planificación y compromiso. Es hora de que Dío Astacio actúe con la misma determinación para devolverle a los munícipes la tranquilidad que alguna vez tuvieron.

